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Los y las docentes son los principales agentes de cambio del Programa Para La Autoestima. A través de nuestros webinars, herramientas y foro de participación esperamos crear la primera comunidad educativa comprometida con el fortalecimiento de la autoestima de niñas y adolescentes.
Si eres docente o trabajas con grupos de niñas y niños nos gustaría invitarte a ser parte de la comunidad educativa del Programa para la autoestima ¡Bienvenido(a) a enseñar autoestima a las niñas y adolescentes!
En esta sección podrás encontrar algunas de las herramientas que necesitas para prepararte e implementar las sesiones del Programa para la autoestima. Para acceder a todos los recursos, recuerda inscribirte.
Realizaremos conferencias virtuales llamadas webinar, en las que podrás aprender sobre la importancia de la igualdad de género y cómo se relaciona con el fortalecimiento de la autoestima, liderazgo y autoconfianza de las niñas y adolescentes.
Herramientas para implementar el Programa para la autoestima en el aula ¡Te invitamos a conocerlas!
El Programa Para La Autoestima es una iniciativa que busca fortalecer la autoestima de las niñas desde las edades más tempranas, lograr que niñas adquieran la importancia de eliminar estereotipos y empoderarlas para acelerar la consecución del reto de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres.
Existen influencias importantes provenientes de los medios de comunicación, la publicidad, la cultura y el entorno social que inciden de manera negativa en la creación de su identidad, percepción de los otros/as, posterior desarrollo de habilidades y acceso a mayores oportunidades. Las niñas al crecer, comienzan a tener niveles más bajos de autoestima, derivando en futuras dificultades para el pleno desarrollo de metas y objetivos.
Al entrar en la adolescencia las niñas enfrentan nuevos desafíos, tales como la presión constante sobre su apariencia física que surge desde los estereotipos de género. Estos obstáculos se traducen en una menor autoconfianza que se refleja en situaciones tales como que el 36% de las niñas deja de realizar alguna actividad porque no se siente conforme con su apariencia (Dove-Adimark, 2016). Esto puede impedir que ellas desarrollen habilidades diversas, excluyéndose o renunciando a actividades tales como el deporte, instancias de liderazgo u otras iniciativas que puedan ser de su interés.
Por esto, se considera importante comprender la autoestima como una herramienta que permite erradicar brechas y que posee diversos aspectos que es relevante considerar al momento de desarrollar iniciativas que trabajen la autoconfianza de niñas y adolescentes.
Para definir la autoestima primero se debe entender el autoconcepto. Esto es la idea que las personas tienen sobre sí mismas, sobre su personalidad, apariencia y sus capacidades. Además, influye en el desarrollo emocional, motivacional y personal. Por otra parte, la autoestima se define como la valoración que se tiene sobre el autoconcepto, evaluando de forma positiva o negativa las características físicas, sociales y psicológicas. La autoestima se forma desde una edad temprana y se va construyendo a través de las experiencias sociales y personal.
La autoestima está marcada por los juicios de valor que una persona tiene respecto a lo que es y a cómo le gustaría ser. De este modo, se tiene una autoestima más positiva cuando los juicios de valor entre lo que una persona es y cómo le gustaría ser, se acercan. Todo ello se ve influenciado por la cultura, los modelos de crianza y la sociedad en la que la persona se encuentra inmersa, determinando también nuestra forma de pensar y actuar.
Desde la infancia hasta la adolescencia las personas comienzan a desarrollar su autoconcepto y la afirmación de su personalidad, hasta llegar tener un autoconcepto creado y personalizado. Por lo tanto, durante esa etapa es fundamental el trabajo y refuerzo de la autoestima de niñas y niños, ya que incide en cómo ellas se van a desenvolver en los distintos espacios, tanto públicos como privados en la sociedad.
Desde que una persona nace, recibe una educación en la que se le enseña que los hombres y las mujeres cuentan con una serie de capacidades y cualidades, diferenciadas por roles y estereotipos de género. Éstas construcciones sociales, tienen como resultado desigualdad y brechas de género, por lo que es importante considerar el impacto de estos factores en el desarrollo de la autoestima de niñas y adolescentes.
Los estereotipos de género y las barreras culturales impactan además en el desarrollo de oportunidades para las niñas. Aspectos tales como las diferencias en futuras elecciones profesionales, desempeño en puestos de liderazgo y toma de decisiones, son un claro ejemplo. Lo anterior, tiene directa relación con la confianza y autoestima que las mujeres y niñas desarrollan a lo largo de su vida.
A las mujeres se les suelen otorgar características tales como ser más sentimentales, inseguras, dependientes, serviciales, etc. Por otra parte a los hombres se les suele asociar con cualidades tales como inteligencia, seguridad, fuerza, entre otras. Éstas diferencias suelen entregar un valor más positivo a lo masculino y uno negativo a lo femenino, llevando a que mujeres y hombres presenten actitudes y comportamientos diferentes ante la vida, lo que puede afectar directamente su autoestima y autoconfianza.
Desafiar los estereotipos de género conlleva prejuicios y presiones desde la sociedad e incluso desde las mismas personas que se encuentran desafiando el estereotipo. Es decir, una mujer que ingresa a espacios altamente masculinizados tales como las matemáticas o la tecnología, se enfrenta a una serie de discriminaciones y prejuicios, sólo por encontrarse interesada en un rubro en el que no es usual que las mujeres participen. Lo anterior conlleva una menor cantidad de incentivos para que las niñas y jóvenes puedan desarrollar habilidades o realicen actividades en las que actualmente la participación de mujeres es baja, tales como el deporte, la ciencia, tecnología, entre otras.
Por lo tanto, los estereotipos y brechas de género tienen el potencial de afectar de manera negativa la autoestima de niñas y adolescentes. Por lo anterior, resulta importante incorporar perspectiva de igualdad de género en programas e iniciativas que aborden temáticas de autoconfianza, autoestima y liderazgo.
La autoestima suele analizarse desde una perspectiva individualista. Es decir, se aborda la autoestima como un problema personal, en el cual los métodos terapéuticos y de consumo suelen ser la solución para su fortalecimiento. De esta manera, se suele afirmar que mediante la realización personal, específicamente a través de hábitos y actitudes individuales, se puede llegar a incidir de manera positiva en los niveles de autoestima de la persona.
El problema de esta visión de la autoestima, es que omite factores de desigualdad históricos que afectan y determinan la autoconfianza de las mujeres, tales como las brechas de género, clase, etnia o la condición sociocultural. De igual modo los medios de comunicación, la publicidad o las presiones que ejercen las redes sociales son elementos que contribuyen a la inseguridad de niñas y mujeres.
La discriminación histórica hacia las mujeres afecta directamente su autoestima, de allí la importancia y necesidad de que ellas puedan recuperar su autoconfianza y empoderamiento colectivamente. Por lo anterior, se considera relevante comprender la autoestima como un problema social, colectivo y no de carácter personal. De este modo, a través del compromiso y acciones sociales, se busca lograr que la autoestima contribuya a modificar los estereotipos presentes en todos los espacios, que promueva la igualdad y así, el empoderamiento de mujeres y niñas.
Una buena autoestima permite una mayor confianza a la hora de pensar y afrontar los distintos desafíos de la vida. La autoestima es un motor de empoderamiento y prevención en diferentes escenarios, ya que también permite reflexionar sobre derechos y necesidades. A su vez ayuda a protegerse y reconocer las situaciones que entrañan peligro o riesgo, afrontar los problemas, resolverlos, tomar decisiones y desarrollar autoconciencia. De este modo, resulta importante el fortalecimiento de la autoestima como forma de prevención de violencia contra las niñas y mujeres.
Una niña o niño que se siente querido y aceptado por las personas adultas que le rodean, desarrolla más confianza en sí mismo y una mejor autoestima (UNICEF, 2015). En este sentido es que una mujer con una alta autoestima puede tomar mejores decisiones con respecto a la educación, salud, violencia o participación, siendo menos propensa a exponerse a situaciones de riesgo. Se afirma que incluso en familias desfavorecidas, un nivel elevado de apoyo de los progenitores y un clima positivo en la escuela fomentan la autoconfianza y la autoestima. (UNICEF, 2009).
La autoestima contribuye a defender derechos y a protegerse. Un ejemplo de ello, es que las madres con una autoestima elevada favorecen a que sus hijas o hijos desarrollen a su vez una buena autoestima y a desenvolverse adecuadamente a lo largo de su vida. Por lo tanto, es posible afirmar que la autoestima, especialmente para los casos de niñas y adolescentes, contribuye a la prevención de violencia contra las mujeres y fortalecimiento de derechos humanos.
Ejemplo de lo anterior es el programa “One Win Leads To Another” de ONU Mujeres, experiencia que ha demostrado cómo a través del deporte y el fortalecimiento de la autoestima de las niñas y adolescentes, mejora su confianza, así como sus conocimientos sobre salud sexual, derechos, finanzas, empoderamiento económico y a tomar conciencia sobre la prevención de la violencia contra las mujeres y los servicios a su alcance.
La autoestima es un aspecto básico para el desarrollo de relaciones sociales, la superación de retos personales y los logros académicos. El desarrollo de la autoestima ocurre en gran medida en la etapa escolar y depende mayormente de los contextos más cercanos al niño y la niña, destacando en este punto la familia y la escuela.
En este sentido la escuela es uno de los principales espacios donde las niñas y niños desarrollan su autoestima. Es el lugar donde se inician las relaciones sociales fuera del círculo familiar y se aprenden habilidades de intercambio con otros, tales como el respeto, la tolerancia, la igualdad, el trabajo en grupo, entre otras. Es por ello, que desde la etapa escolar se debe guiar a los niños y a las niñas para el fortalecimiento de la autoestima, a través del apoyo que se pueda generar desde programas educativos que incorporen además perspectiva de género y una educación libre de estereotipos.
La experiencia en la escuela es importante para la valoración que tengan los y las estudiantes de sí mismos. Distintos estudios de UNICEF (UNICEF, 2009) demuestran que, en escuelas con un mejor clima escolar, existen mayores posibilidades de que sus estudiantes tengan mejores resultados y buena autoestima. Por el contrario, en espacios donde los docentes no poseen las herramientas y competencias necesarias, los prejuicios, los estereotipos y el sexismo aumentarán, limitando las posibilidades de crecimiento y desarrollo de las niñas, incidiendo en su autoestima y en última instancia en sus resultados escolares (UNICEF, 2016) . En este sentido, se asocia que estudiantes tendrán mejores niveles de autoestima en espacios escolares donde sus preferencias, su autonomía, la expresión creativa, la iniciativa y sus habilidades sean potenciadas desde edades tempranas.
De esta manera, el clima escolar es determinante en la construcción de autoestima de las niñas y niños. Un ambiente que fomente la participación activa de los estudiantes, las familias y la comunidad, con una educación cívica basada en valores democráticos, libres de estereotipos, que promueva la igualdad, la cooperación y la participación, favorecerá un mejor rendimiento de los y las estudiantes. Además los maestros estarán más capacitados, motivados, y el entorno escolar mejorará, contribuyendo a una mayor autoestima de sus niñas y niños (UNICEF, 2009).
Lo anterior, tiene directa relación con la relevancia de construir espacios educativos libres de estereotipos de género, ya que la escuela se encuentra en una posición favorable para enfrentar los desafíos de impulsar cambios en los patrones socioculturales de las niñas, niños y adolescentes.
En este sentido, el trabajo que la escuela y el sistema educativo pueden desarrollar para el fortalecimiento de la autoestima es fundamental para motivar la participación de niñas y adolescentes en espacios en los que aún su participación baja y así contribuir a lograr el reto de la igualdad de género.
Los medios de comunicación tienen el potencial de transmitir mensajes que alteran o fortalecen el comportamiento social. Esto se ve reflejado en cómo los medios reproducen los estereotipos de género y qué lugares ocupan las mujeres en esos espacios (ONU MUJERES).
En lo que refiere a autoestima, niñas y adolescentes se encuentran en constante exposición a la información que entregan diversos medios de comunicación. Los mensajes van desde roles, acciones, hasta cánones de belleza que contribuyen a generar presiones por apariencia. Estos estímulos tienen el potencial de debilitar la autoestima, especialmente de niñas y adolescentes, pudiendo afectar su desarrollo personal y autoconfianza.
Según datos de ONU Mujeres correspondientes al año 2015, sólo un 4% de las noticias de prensa, radio y televisión, cuestionan los estereotipos de género. En la misma línea sólo 1 de cada 4 personas que se lee o escucha en las noticias es mujer y el 23% de las películas tiene a una mujer como protagonista (ONU MUJERES).
A lo anterior se suma el efecto de campañas publicitarias que refuerzan las brechas y que muchas veces se encuentran enfocadas en ofrecer productos que fortalecen cánones de belleza que resultan inalcanzables o alejados de la realidad.
La responsabilidad de medios de comunicación y la publicidad, es fundamental para fortalecer la autoestima de las niñas y adolescentes. Como se mencionó anteriormente, debe existir responsabilidad y acciones con una perspectiva de igualdad para transmitir mensajes que actualmente llegan a niños, niñas y adolescentes.
La autoestima es una plataforma de empoderamiento, inclusión y participación de las niñas y mujeres en diversos espacios. Además, ayuda a desarrollar un lenguaje más proactivo, gracias al cual la persona es consciente de su conducta, lo que permite una mayor capacidad para resolver un problema, para tomar la iniciativa y para asumir desafíos. Por lo tanto tener una autoestima elevada contribuye a poseer una buena capacidad en los procesos de toma de decisiones y habilidades para el liderazgo.
Debido a los estereotipos de género, existe una fuerte tendencia en las niñas, adolescentes y mujeres a vivir grandes presiones por su aspecto físico e imagen personal. Estas presiones tienen consecuencias que incluso pueden verse reflejadas en aspectos tales como una baja participación e interés de mujeres en rubros como la política, ciencia, tecnología y deporte, entre varios otros, hoy considerados principalmente masculinos. Es por esto, que resulta fundamental motivar a niñas y adolescentes a participar en espacios diversos, siendo el fortalecimiento de la autoestima una importante plataforma para el logro de este desafío.
Motivar la participación y empoderamiento de niñas y adolescentes en espacios en los cuales su participación aún es baja obtiene beneficios importantes en lo que respecta a la igualdad de género. Ejemplo de esto, es la experiencia de ONU Mujeres a través de su programa “One Win Leads to Another”, que establece que el deporte ofrece una vía de escape saludable con transformaciones físicas, psíquicas y sociales de las jóvenes.
Es importante destacar el caso del deporte, ya que las niñas y jóvenes que con mayor frecuencia practican actividades deportivas, tienden a presentar una mayor autoestima. Ayudando de este modo a un desarrollo físico y psico-social saludable, dotándoles además de mayor autonomía y de herramientas que podrán utilizar para superar otro tipo de obstáculos a lo largo de la vida.
De este modo, empoderar y mejorar la autoestima de las niñas y jóvenes llevará a que puedan desarrollar habilidades de liderazgo y así motivar su participación en espacios de toma de decisiones, incrementando su iniciativa y confianza en sí mismas para el logro de propósitos y metas.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), también conocidos como Objetivos Mundiales, a través de la implementación de la Agenda 2030 son un llamado universal a la adopción de medidas para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que todas las personas gocen de paz y prosperidad (PNUD).
La igualdad de género es fundamental y transversal en la Agenda 2030, ya que es considerada relevante para fortalecer los derechos humanos de las mujeres y las niñas e impulsar los avances en cada uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Aumentando las capacidades de desarrollo de las niñas y jóvenes se podrán generar espacios en los que las mujeres puedan ejercer cargos de liderazgo, y así, lograr futuras mujeres líderes que hagan de motor de cambio para el logro de un planeta 5050. Específicamente en la Agenda 2030 encontramos una meta relacionada para la consecución de la participación plena y efectiva de las mujeres, así como la igualdad de oportunidades de liderazgo en todos los niveles.
El fortalecimiento de la autoestima tiene un impacto positivo en la educación y de las niñas y adolescentes, desempeñando un rol importante para prevenir la violencia contra las mujeres. Además les permitirá un crecimiento individual de sus aspiraciones y objetivos, fomentando el desarrollo de una comunidad que impulse el empoderamiento local, nacional e internacional.
Estos esfuerzos por el fortalecimiento de la autoestima de niñas y adolescentes, contribuyen de forma transversal el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible, específicamente el ODS 5, que busca poner fin contra todo tipo de discriminación, todo tipo de violencia en el ámbito público y privado, eliminar las prácticas nocivas, reducir las brechas laborales, impulsar las oportunidades de liderazgo, participación política y económica, para que niñas y adolescentes puedan vivir en un planeta mucho más justo e igualitario para todas y todos.